Me llamó la atención la imagen de la tienda, colgada en la fachada del edificio a modo de bandera. Precisamente, éste fue el motivo que me hizo entrar para echar un vistazo. La tienda estaba llena y me pareció que las clientas allí presentes no habían llegado a Barri Twice de la misma manera que yo, por casualidad. Todas se conocían entre ellas y comentaban los vestidos expuestos.
La atención personalizada de las dueñas, que combinan sus productos y complementos en función de tu gusto, hace que repitas y que conviertas a Barri Twice en el armario de una amiga.
Las pequeñas tiendas que inundan las calles de Madrid tienen un encanto especial. Barri Twice es una de ellas, en la que la atención personalizada y el buen gusto de sus dueñas te harán volver.